El papa Benedicto XVI tiene previsto realizar dos visitas a España, una el próximo mes de noviembre a Santiago y Barcelona, y en 2011 para la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid. En ambos casos su asistencia se realiza con una doble condición, como Jefe de Estado de un ficticio país llamado Vaticano, y como jefe de una iglesia, la católica. Este incoherente estatus, jefe de un Estado y jefe de una iglesia, le permite realizar sus viajes pastorales a costa del Estado al que visita. Así, en el caso de la visita a Madrid, el Estado costeará la mitad del mismo, unos seis millones de euros. Entendemos que la ciudadanía no tiene por qué costear las visitas y viajes pastorales de quien viene a predicar y difundir doctrinas con las que puede o no estar de acuerdo.
¿Por qué hay que costear esto?
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