sábado, 6 de noviembre de 2010

Ocurrió hace cinco años: la muerte de otra afgana, Nadia Anjuman


Hace cinco años murió Nadia Anjuman, poeta y periodista afgana nacida en 1980 y fallecida en Herat en 2005, a causa de heridas causadas por su marido, Farid Anjuman. En 2005, mientras aún era una estudiante en la Universidad de Herat, publicó su primer libro: Gul-e-dodi (Flor Roja Oscura), que fue muy popular en Afganistán, Pakistán e incluso en Irán. El 4 de noviembre de ese año, la policía encontró su cuerpo en su casa de Herat. Poco después, la policía reveló que su esposo había confesado haberla golpeado, pero no haberla asesinado. Se dijo que Nadia murió como resultado de heridas en la cabeza. Las Naciones Unidas condenaron su muerte al poco tiempo. Su marido estuvo en la cárcel un mes pero ha salido y tiene la custodia de la hija de ambos, que en el momento de la muerte de su madre tenía seis meses.

Durante el régimen talibán, Anjuman y otras escritoras del círculo literario de Herat estudiarían escritores prohibidos como William Shakespeare y Fyodor Dostoevsky. Si hubieran sido atrapadas, hubieran corrido el riesgo de ser colgadas.


Un poema de Nadia Anjuman

(traducción de Andrés Alfaro)

No tengo ganas de abrir la boca

¿De qué debo cantar?

Yo, quien está odiado por la vida,

No hay diferencia de cantar o no cantar.

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¿Por qué debo hablar de la dulzura?

Cuando siento yo tanta amargura.

Oh, el festín del opresor

Me tocó la boca.

No tengo ni un compañero en esta vida

¿Para quién puedo estar dulce?

No hay diferencia de hablar, reír,

Morir, ser.

Yo con mi soledad agotada

Con dolor y tristeza.

Nací para nada.

La boca se debe precintar.

Oh mi corazón, ya sabes que es la primavera

Y el momento para celebrar.

¿Qué debo hacer con un ala atrapado?

Que no me deja volar.

He estado callada por demasiado tiempo

Pero nunca me olvido la melodía,

Porque cada momento cuchicheo yo

Las canciones de mi corazón

Que me acuerdan del

Día que voy a romper la jaula.

Volar de esta soledad

Y cantar como un melancólico.

No soy un débil árbol de álamo

Que cualquier viento va a sacudir.

Soy una mujer afgana,

Así que sólo tiene sentido para gemir.

2 comentarios:

Damian Neri dijo...

Es inconcebible que haya muchas zonas del mundo que sigan tan atrasadas en cosas tan básicas como la libertad de expresión, además de la violencia contra las mujeres. No, no es aceptable bajo ninguna justificación.

En el poema Nadia dice "Nací para nada", yo creo que no, que estas cosas tienen que servir de algo para que se tomen medidas al respecto. Pero, desafortunadamente, parece ser que por el momento seguirá este gobierno que siga permitiendo que a la mujer se le castigue de una forma tan injusta e irracional.

Saludos, Carmen.

Carmen Velasco Rengel dijo...

Totalmente de acuerdo en todo, Damián... el verso de Nadia surgido tal vez de la desesperación..., esa frase que podríamos aplicar también en general, nacemos para nada o para todo, según se mire, según se sienta en cada momento..., como decía el replicante, momentos perdidos "como lágrimas en la lluvia" que esperemos que no lo sean y sirvan para algo, claro.
Un saludo cordial, Damián!