sábado, 4 de mayo de 2013

El "insondable" deseo de palabras (masculinas) del cuerpo femenino...:)

Hoy me he enterado por fin del deseo de palabras del cuerpo femenino, pero de palabras de hombre, claro, es decir, de LA PALABRA... E inevitablemente me ha recordado el encuentro de Alicia y Humpty Dumpty (que era un huevo al que le parecía el colmo que lo llamaran huevo, así que inventaba todas las palabras, según le convenía, para huir de sí mismo): “Cuando yo uso una palabra, quiere decir lo que yo quiero que diga... Ni más ni menos". "La cuestión -le replica Alicia- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes". "La cuestión -zanjó Humpty Dumpty- es saber quién es el que manda".
 
Poder o no Poder, that's the question, la pregunta que ya está bien resuelta, parece, nombrar el cuerpo femenino ... el "insondable" deseo del cuerpo femenino. En definitiva, los huevos siguen teniendo la palabra, para que todo cambie y, de paso, para que todo siga exactamente igual. ¿Humillación? ¡Tonterías! ¡Nonsense!, ahí tenemos a los daneses que nos instruyen con sus "amenos" programas. Los países nórdicos…  "ese" modelo (educativo también) a seguir…
Sí, esos daneses de arriba que saben lo que quieren las mujeres..., sí que saben "lidiar" con lo femenino. Ahora, traduzcamos del danés (qué pena, ese idioma que conserva tan vivo el género neutro) dos de los intercambios del video: " Mmmm... ¿Qué tal esa vagina?... ¡Qué pezones tan jocosos!..." Sí, esos dos machos que participaron en el programa danés que se estrenó en la tele el mes pasado; esos del canal DR2, Blachman; uno de ellos, ese Thomas Blachman...
La fórmula televisiva ya la tenéis en las imágenes del video: una mujer vestida con una bata sedosa y delicada entra en una habitación oscura donde el presentador y el amigo de turno esperan para que ella se desnude en silencio, frente a ellos, y luego “ellos” comentar, sopesar, valorar, ponderar, evaluar, tasar en definitiva las partes del cuerpo de la mujer silente. ¡Qué bueno! ¿Os apuntáis a hacerlo con el tal Blachman?
Alucinante la respuesta de la productora del programa, Sofía Fromberg, ella no encuentra ningún fallo en el show. "Tenemos un programa que revela lo que los hombres piensan acerca del cuerpo de la mujer. Honestamente, ¿cuál es el problema con ello?" Y me pregunto ante semejante muestra de honestidad mercenaria, desde semejante perspectiva sincera y visionaria ¿cuál es el problema en manifestar qué piensan los ciudadanos de los cuerpos "insondables y siempre tan cubiertos y bien vestidos" de cada uno de los miembros de sus instituciones: banqueros, monarcas, jefes de gobierno...?, ¡cuánto y cuán sincero sería lo que tuviéramos que decir! ¿Qué piensa la mitad de la humanidad de los cuerpos masculinos de la otra mitad en su desnudez proverbial? ¿Qué verdades esconden los cuerpos desnudos de los futbolistas o de los deportistas en general...? ¿Cuánta clarividencia nos aportaría el diálogo teológico enfrentado a la desnudez de sus interlocutores? 
¿Nos quejábamos de Freud cuando se preguntaba en qué piensan las mujeres, o qué quieren… un siglo después…?

miércoles, 1 de mayo de 2013

El fundamentalismo y la brutalidad

Un padre afgano ejecuta a su hija en público por adulterio

Amnistía Internacional denuncia "la violencia endémica" contra las mujeres en Afganistán y la indiferencia de las autoridades

Se llamaba Halima y tenía dos niños. El pasado 22 de abril, fue ejecutada de un disparo ante una turba de 300 personas en una aldea de la provincia de Badgis, al noroeste de Afganistán. Su crimen: ella, una mujer casada, se había fugado con uno de sus primos durante 10 días. Aunque su marido había emigrado a Irán dejándola en su país, el veredicto fue inmediato: adulterio, y la condena, implacable. El verdugo conocía muy bien a la víctima, era su padre.
De nada sirvió que el primo de la joven de entre 18 y 20 años se arrepintiera de su gesto y la devolviera a su familia. Su padre pidió consejo a tres líderes religiosos del pueblo para lavar la afrenta hecha al honor familiar. Los “sabios” vinculados con los talibanes lo vieron claro y aplicaron la sharía —ley islámica—: Halima debía ser ejecutada en público por su propio padre.
La ONG Amnistía Internacional ha denunciado este martes en un comunicado “la violencia endémica” que sigue golpeando a las mujeres en Afganistán y la falta de reacción de las autoridades ante este tipo de actos. El Gobierno afgano aprobó en 2009 una Ley de Eliminación de la Violencia contra la Mujer que, en teoría, debía sancionar los matrimonios forzosos, las violaciones, y la violencia física contra las mujeres. En la práctica, la ley ha servido de poco en un país donde, con frecuencia, son los líderes religiosos o las propias familias quienes ejercen la justicia.
“Las mujeres no solo se enfrentan a la violencia de su propia familia por razones de ‘honor’, sino que, a menudo, sufren violaciones de derechos humanos por decisión de tribunales tradicionales e informales”, explica Horia Mosadiq, experta de Amnistía Internacional.
La Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán (CIDHA) ha registrado más de 4.000 casos de violencia machista en el país entre marzo y octubre de 2012, un 28% más que en el mismo periodo del año anterior. Por desgracia, los autores consiguen escapar a menudo sin ser condenados por sus crímenes. “Los responsables se enfrentan muy pocas veces a la justicia”, lamenta Mosadiq.
El padre de Halima y los tres “jueces” que mandaron asesinarla no han esperado a ver si las autoridades les iban a juzgar. Tras haber asegurado el honor de la familia de la joven, huyeron y están en paradero desconocido.
Puede que algún día regresen a sus casas e incluso que integren las fuerzas del orden. Según la CIDHA, la policía afgana de Badgis ha reclutado en varias ocasiones individuos sospechosos de violentar a las mujeres, incluido un comandante talibán y 20 de sus hombres implicados en la lapidación de una viuda de 45 años en 2010.
(De El país)