jueves, 26 de noviembre de 2009

Nagore Laffage, in memoriam

Después de casi un mes de ausencia de mi país, me encuentro con la noticia del horrible asesinato de Nagore Laffage, de 20 años, y el reprobable veredicto de un jurado popular en un juicio que parece haber juzgado con más crueldad a la asesinada. Un día después de la fecha emblemática del 25 de noviembre, ya institucionalizada como el día de la violencia de "género", no veo el modo de evitar señalar este caso repugnante de violencia contra una mujer, y también que SEIS mujeres MENORES DE CUARENTA AÑOS y tres hombres eran los componentes del jurado popular que ha considerado que el asesino de Nagore Laffage no era un asesino; que el individuo José Diego Yllanes (que no se nos olvide nunca este nombre, que no se nos olvide), un psiquiatra de 27 años que trabajaba en el mismo lugar donde Nagore hacía sus prácticas como estudiante de Enfermería, un sujeto que la golpeó salvajemente y después la estranguló con una sola mano, no es un asesino. No es un asesino, no, ha sentenciado el jurado (¡popular!), no tenía la intención de matar el que intentó trocear su cadáver, le cortó un dedo, introdujo su cuerpo en bolsas, limpió el piso donde había cometido la atrocidad, cogió el coche de su padre y arrojó el cuerpo de Nagore a un rincón cualquiera cerca de Pamplona.
No es un asesino para este jurado formado por una mayoría de mujeres, y ellas (y ellos, pero ¡y estas seis mujeres!) dieron crédito a la versión de este energúmeno que se amparaba en haber bebido cuatro chupitos y medio, como si el alcohol o cualquier tipo de sustancia pudiera atenuar el delito brutal de matar a un ser humano, como si no estuviera ahí, agazapada para saltar en cualquier momento como por desgracia se ha podido comprobar, la prepotencia que se cree en el derecho de hacer su voluntad.
No estando segura de la justicia de la Justicia, parece que los jurados populares son aún peores y conservadores. Parecía otra cosa pero no, ¡atención!, las mujeres que queremos ser libres y las que pretendemos tener la posibilidad de disfrutar del sexo sin miedo no las tenemos todavía todas con nosotras, el horror está entre nosotr@s. Todavía se puede sentar en el banquillo de los acusados ¡a la víctima!
Desde aquí mi más sentido pésame a la familia de Nagore y todo mi apoyo, yo también confiaba antes (¡qué ingenuidad!) en el jurado popular...