miércoles, 14 de enero de 2009

Exhibición de atrocidades #2

Foto premiada

Según se desprende de un texto remitido al Congreso de los Diputados, España duplicó en 2006 las exportaciones de armas, En concreto, las estadísticas oficiales de las exportaciones de material de defensa revelan que "mientras las ventas alcanzaron los 845 millones de euros, los avances en transparencia siguen siendo insuficientes".
Por ello, las ONG señalan que La Moncloa "sigue sin cumplir" de forma estricta el Código de Conducta de la Unión Europea con sus ventas a estados como Israel, Marruecos o Colombia, por tratarse de destinos "inestables, conflictivos y donde se vulneran los derechos humanos".

Y hoy mismo un amigo me manda este discurso pronunciado por Gervasio Sánchez (periodista y fotógrafo) durante la entrega de los premios Ortega y Gasset el 7 de mayo de 2008 que yo desconocía y que encuentro estremecedoramente oportuno:

En el acto estaban presentes la Vicepresidenta del Gobierno, varias ministras y ministros, exministros del Partido Popular, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, el Alcalde de Madrid, el Presidente del Senado y centenares de personas.

Estimados miembros del jurado, señoras y señores:

Es para mí un gran honor recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo. ….

Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis historias, tantas veces seres humanos extraviados en los desaguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar.

No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto Vidas Minadas al que pertenece la fotografía premiada tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas.

Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.

Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.

Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi.

Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.

Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.

Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.

Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.

Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.

Muchas gracias.

2 comentarios:

Hoy, artista dijo...

Gracias por publicar esto. Es alentador a pesar de tanta destrucción en estos días y todos los días. Imagínate, viviendo aquí en Estados Unidos, da verguenza todo lo que está pasando aún cuando no lo apoyamos ni nos han preguntado nuestra opinión. También, ver cómo el arte ayuda en algo a las víctimas es importante para los artistas, así no nos sentimos tan impotentes. Ahora me pregunto qué puedo hacer yo...

Carmen Velasco Rengel dijo...

Querida Tanya, gracias a ti por tu generosa sensibilidad ante el horror que está ocurriendo. El ser humano es débil y limitado y mucho más ante la hipocresía de los gobiernos y las corporaciones, que tienen ese inmenso poder... cuanto más en los USA... Tu pregunta me recuerda una entrevista con Hannah Arent en la que ella recordaba cómo Kennedy trató de extender el espacio público a poetas y otros artistas de modo que pudieran participar en este espacio. Ella decía que al trabajar y al consumir la persona era lanzada contra sí misma, y de ahí le venía el aislamiento... esta soledad en la que el consumo ocupa el lugar de todas las actividades auténticamente relevantes. Esas son las (maravillosas) que tú haces, y lo poco o lo mucho que (tal vez) puedes (podemos) hacer...
Acordándome de Kennedy, hoy he sentido una gran tristeza al ver en los informativos el proceso de aislamiento al que someten al nuevo presidente, esa inmensa cárcel para un espíritu como el de Obama...
Un abrazo grande.