Antes de bajar las cortinas perfumadas
se acicala las cejas, preocupada,
porque la noche es corta.
Urge al amante a ir al lecho
y calentar la colcha de plumas de patos mandarines.
Luego deja el tejido,
se quita la camisa de seda
y se entrega con pasión y sin medida.
"Deja la lámpara delante de la cortina:
así podré verte el rostro de tanto en tanto".
(Liu Yong)
No hay comentarios:
Publicar un comentario