Hace un tiempo leí que un teólogo marroquí promueve las bodas con niñas argumentando que las chicas de 9 años "dan mejor resultado en la cama" que las de 20. En el mundo islámico, sobre todo en la Península Arábiga, el matrimonio entre niñas y hombres adultos es relativamente frecuente, pero los teólogos musulmanes no suelen tratar de justificarlo de forma tan cruda como lo hizo el jeque marroquí Mohamed Ben Abderrahman Al Maghraoui. Éste emitió una fatua el año pasado en la que "legaliza" la unión entre una niña y un hombre adulto: "Nos han contado, y hemos constatado, que las niñas de esa edad dan mejores prestaciones que las mujeres adultas", afirmaba. "En consecuencia están tan capacitadas para contraer matrimonio como las jóvenes de 20 años", según él.
Un abogado de Rabat, Mourad Bakouri, tomó la iniciativa de denunciar a Al Maghraoui por "vulneración del código de la familia y conculcación de los derechos de la infancia". La nueva ley marroquí, que entró en vigor en 2005, estipula que la edad mínima para contraer matrimonio es de 18 años y dificulta mucho la obtención de derogaciones, pero su aplicación parece tropezar con muchas trabas en una sociedad marcada por el conservadurismo a ultranza.
Al parecer, Mahoma se casó con una niña de seis años. Dicen que el Islam ha evolucionado en 1.500 años. Sin embargo, en la tierra de Hamás, en 2009, las novias tienen casi siete. Un evento de gala se desarrolló en Gaza el agosto pasado: Hamás patrocinó un casamiento masivo para cuatrocientos cincuenta parejas. La mayoría de los novios estaban en sus medianos veinte; la mayoría de las novias eran menores de diez años. Dignatarios musulmanes, incluyendo a Mahmud Zahar, un líder de Hamás, estaban presentes para felicitar a las parejas que tomaron parte en la celebración, cuidadosamente montada. “Le estamos diciendo al mundo y a Estados Unidos que no nos pueden negar la dicha y la felicidad”, les dijo Zahar a los novios, todos los cuales estaban vestidos con idénticos trajes negros, y provenían del cercano campo de refugiados Jabalia. Cada novio recibió de Hamás un regalo de 500 dólares. Las prepúberes niñas, vestidas de blanco y adornadas con chillones maquillajes, recibieron ramos de novia.
“Presentamos este casamiento como un regalo a nuestro pueblo que se mantuvo firme enfrentando el sitio y la guerra”, dijo en su discurso el hombre fuerte de Hamás, Ibrahim Salaf. Las fotos del casamiento cuentan el resto de la sórdida historia. El Centro Internacional de Investigación Sobre Mujeres estima que, actualmente, hay 51 millones de niñas desposadas que viven en el planeta tierra y casi todas en países musulmanes. 29% de esas niñas desposadas son golpeadas regularmente y abusadas por sus esposos en Egipto; 26% sufren un abuso similar en Jordania.
Cada año, de acuerdo a UNICEF, tres millones de niñas musulmanas son objeto de mutilación genital. Esta práctica no ha sido ilegalizada en muchas partes de Estados Unidos. La práctica islámica de la pedofilia proviene del profeta Mahoma, que acumuló once esposas y muchas concubinas, después de la muerte de su primera esposa Khadijah, en 619 D.E. Después que la anciana esposa de Mahoma, Khadijah, murió en 619 D.E., él acumuló once esposas. Coordinó las visitas a las tiendas de sus mujeres a lo largo de sus ciclos menstruales. Su capacidad para la actividad sexual parecía no tener fronteras. Sahih Bukhari, uno de los más reverenciados textos islámicos, dice: “El Profeta solía visitar a sus esposas en forma cíclica, durante el día y la noche, y ellas sumaban once. Le pregunté a Anas, “¿Tenía el Profeta la fortaleza para ello?” Anas respondió, “Solíamos decir que el Profeta tenía la resistencia sexual de treinta hombres”.
En medio de esas delicias, el Profeta mantenía un establo de concubinas, incluyendo a Reihana, su cautiva ‘judía’. Sus esposas y amantes estaban obligadas, por la ley musulmana, a satisfacer sus necesidades sexuales en cualquier momento del día o de la noche, y el Profeta se reservaba el derecho de disfrutarlas “desde la cima de sus cabezas hasta la planta de sus pies”.
La pedofilia no fue practicada sólo por Mahoma, sino también sancionada por el Corán. En el debate sobre el período de espera requerido para determinar si una esposa está encinta antes del divorcio, el texto sagrado dice, “Si estás en duda en lo concerniente a aquellas de tus esposas que han cesado de menstruar, sabe que su período de espera debe ser de tres meses. El mismo período se aplica para aquellas que aún no han menstruado” . Aquellos que piensan que los musulmanes modernos han abandonado estas enseñanzas, deberían estudiar las fotos de arriba y recordar las palabras del Ayatollah Khomeini, el clérigo islámico más famoso del siglo XX:
Un hombre puede tener placer sexual de una niña tan joven como un bebé. Sin embargo, no debe penetrarla; sodomizar a una niña está bien. Si un hombre penetra y daña a una niña, entonces debe ser responsable por su subsistencia toda su vida. Esta niña, sin embargo, no cuenta como una de sus cuatro esposas permanentes. El hombre no tendrá derecho a casarse con la hermana de la niña… Es mejor para una niña casarse en una época en que comenzará a menstruar en la casa de su esposo, mejor que en la casa de su padre. Un padre que case a su hija tan joven, tendrá un lugar permanente en el cielo.
3 comentarios:
Dios, he llorado leyendo tus entradas, es una aberración todo lo que en pleno siglo XXI se hace a la mujer y mas a las niñas. Y aquí estamos, sin poder hacer nada, atadas de manos ante leyes y tradiciones antiguas. Se me encoje el corazón y me dan ganas de hacer algo, de levantar una revolución por esas niñas que tiene que soportar tanta humillación e incluso la muerte por el hecho de nacer mujer.
Muy buen blog, felicidades y sobre todo gracias, por demostrar tanta humanidad y sensibilidad.
un gran abrazo.
Hola Liliana, siento no haber contestado antes pero he estado fuera. Muchas gracias por pasarte y por tu amable lectura. Sí, desde siempre las mujeres soportamos este destino que tanta relación tiene con el uso que se hace de la biología. A ver qué podemos hacer, en lo que nos toca, en esta parte del mundo.
Un fuerte abrazo!
Liliana estoy de acuerdo con usted, a mi también me duele en el alma toda clase de abuso hacia los niños y niñas y cada día le pido a Dios por todos ellos .
Carmen Velasco muchas gracias por su artículos me pareció muy interesante.
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