En España, la recepción del Lyceum Club fue mayoritariamente adversa, en 1927 casi se había quintuplicado el número de socias. Entre las incesantes actividades que desarrolló el Lyceum Club de Madrid acaso quepa destacar una de las menos conocidas, por su carácter interno: los cursillos y seminarios de derecho que impartieron las abogadas Victoria Kent, Matilde Huici y Clara Campoamor. Al aproximarse al derecho, las mujeres cobraron conciencia colectiva de sí mismas: descubrieron su situación en los códigos civil y penal, organizaron comisiones para estudiar y redactar reformas, y elevaron públicamente sus peticiones al gobierno. Por ejemplo: Supresión del artículo 57 del Código Civil: «El marido debe proteger a la mujer y ésta obedecer al marido», sustituyéndolo por este otro: «El marido y la mujer se deben protección y consideraciones mutuas».
Supresión del artículo 438 del Código Penal: «El marido que sorprendiendo en adulterio a su mujer matase en el acto a ésta o al adúltero, o les causara lesiones graves, será castigado con la pena de destierro» (sic).
Durante la Segunda República se aprobaron, no sin polémica, algunas de aquellas exigencias. Tal vez uno de los éxitos más resonantes del Lyceum fuera las conferencias y charlas, abiertas al público masculino y a los periodistas, previa invitación. Como relata Carmen Baroja en Recuerdos de una mujer de la generación del 98, sus memorias: «Todos se pirraban por el Lyceum. No hubo intelectual, médico o artista que no diera una [conferencia]; menos Benavente, que dijo que no quería hablar a tontas y a locas». En los años de la República, con el reconocimiento del derecho femenino al voto, se recrudeció la oposición conservadora contra el Lyceum Club.
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