sábado, 31 de julio de 2010
Plantas que no ven...
Las plantas, según los científicos, transmiten información sobre la intensidad de la luz y su calidad de hoja en hoja de una manera muy similar a nuestro propio sistema nervioso. Estas "señales electro-químicas" son transportadas por las células que actúan como "los nervios" de las plantas. Al parecer, los investigadores han utilizaron imágenes fluorescentes para observarlas. En su experimento, los científicos demostraron que mientras una hoja era expuesta a la luz el resto de la planta también respondía en toda la planta en forma de reacciones químicas, y que al apagar la luz los efectos se mantenían, es decir, la planta en la oscuridad “recordaba" la información codificada en la luz.
En un trabajo anterior, uno de los científicos, el profesor Karpinski observó que las señales químicas podrían transmitirse a través de la planta entera , por lo que dedujo que les permite responder y sobrevivir a los cambios y estrés de su entorno. En este nuevo estudio, él y sus colegas descubrieron que cuando la luz estimula una reacción química en una célula de la hoja causa una "cascada" de efectos en el resto de la planta a través de un tipo específico de célula que es como una célula-vaina. Lo que es aún más peculiar, según Karpinski, fue que las respuestas de las plantas cambian dependiendo del color de la luz que brille sobre ellas. Él sospecha que las plantas pueden usar la información codificada en la luz para estimular las reacciones de protección química. Así, él y sus colegas examinaron más de cerca observando el efecto de diferentes colores de luz sobre la inmunidad a las enfermedades de las plantas y se dieron cuenta de que después de ser expuestas a la luz durante 24 horas se resisten a ser infectadas por virus o bacterias. De este modo, parece que las plantas tienen una memoria específica para la luz, construyen su inmunidad contra los patógenos, y puedev adaptarse a diferentes condiciones de luz.
La profesora Christine Hall, de la Universidad de Leeds, dijo a la BBC que las plantas tienen que sobrevivir al estrés, como la sequía o el frío, y vivir a pesar de él y seguir creciendo: esto requiere una valoración de la situación y una respuesta adecuada , que es una forma de inteligencia.
Es hora de que revisemos nuestros hábitos para el futuro...?
miércoles, 28 de julio de 2010
Love
I do love all you with all me.
Do you really think I could, yes I could
yes I would love all you with all me.
Do you really think I should yes I should
love all you with all me yes I should
yes I could yes I would.
Do you really think I do love all you
with all me yes I do love all you with all
me And bless my baby.
(Gertrude Stein)
sábado, 24 de julio de 2010
Imposturas
viernes, 23 de julio de 2010
After love
lunes, 19 de julio de 2010
Contra la lapidación
Si no lo impedimos, Sakineh será apedreada hasta morir por gente de su propia comunidad. La ejecución podría tener lugar en cualquier momento, a menos que ella y su abogado sean oficialmente notificados de lo contrario.
http://www.es.amnesty.org/actua/acciones/iran-lapidacion-mujer/
Bernard-Henri Lévy escribió lo siguiente y dio los siguientes datos y direcciones electrónicas el 17/07/2010:
Sakineh Mohammadi Ashtiani no será lapidada. Ante la movilización internacional, las autoridades iraníes han anunciado que no ejecutarán la sentencia dictada por los jueces. Pero, atención: Sakineh Mohammadi Ashtiani aún no está a salvo, ya que todavía pueden aplicarle lo que en Irán llaman púdicamente “pena sustitutoria”, es decir, la muerte por ahorcamiento, por ejemplo.
Ahora bien, ¿qué crimen cometió Sakineh Mohammadi Ashtiani, una madre de familia de 43 años? ¿Qué imprescriptible falta la hizo merecedora, hace cuatro años, de 99 latigazos y, más tarde, de una condena que consiste en ser enterrada viva hasta el cuello para que una horda de machotes le destroce la cabeza a pedradas? Sí, ¿cuál fue ese crimen que pese a que, lo repito, la Embajada de Irán en Londres acabe de anunciar la anulación in extremis de la orden de lapidación, la retiene en el corredor de la muerte de la prisión de Tabriz a la espera de un castigo que, aunque aparentemente menos bárbaro, será igual de atroz? Su crimen, su único crimen, un crimen que, entre paréntesis, ella niega haber cometido, ese crimen que, en el momento en que escribo, y pese a que tres de los cinco jueces que se pronunciaron sobre el caso expresaron serias dudas sobre su culpabilidad, la abocan a una salvaje ejecución, no es otro que el de haber mantenido relaciones extramatrimoniales con un hombre varios años después de… ¡la muerte de su marido!
La acusación sería grotesca si sus consecuencias no fuesen tan abominables. Sería digna de figurar en el extenso repertorio de dislates y locuras de los Estados totalitarios si no fuera porque al menos seis personas (cinco hombres y una mujer) han sido lapidadas desde el año 2002, pese a la moratoria decretada entonces sobre este tipo de castigo.
He de añadir que esa misma moratoria, esa moratoria que no impide que las lapidaciones se sigan produciendo, es considerada nula y sin efecto por distintas autoridades religiosas, políticas y judiciales iraníes: ¿acaso Alireza Jamshidi, portavoz del Ministerio de Justicia, no declaró en enero de 2009 que el concepto de moratoria no tenía sentido alguno en el derecho iraní? ¿Acaso el Consejo de Guardias de la Revolución no lucha con uñas y dientes para impedir que la lapidación quede fuera del nuevo Código Penal, que algunos reformistas parecen deseosos de retocar?
Por todas estas razones, el de Sakineh Mohammadi Ashtiani es un caso de vital importancia.
Por todas estas razones, tenemos que ser muchos, tenemos que sumarnos masivamente al movimiento de opinión originado en Canadá (desde el sitio www.freesakineh.org, impulsado por Heather Reisman, Marie-Josée Kravis y otros), en el Reino Unido (con el espectacular llamamiento lanzado el viernes 9 de julio desde la primera plana de The Times, y que yo mismo firmé), en Estados Unidos (en torno a personalidades como mi amiga Arianna Huffington) y, hoy, en Brasil (gracias a los esfuerzos del editor de Companhia das Letras, Luis Schwarcz).
Y por estas razones insto a los amigos que vienen apoyándome en Europa desde hace tantos años y en tantos combates a que se sumen urgentemente al movimiento: me dirijo a los lectores de mi revista, La Règle du Jeu (laregledujeu.org); me dirijo a los hombres y mujeres de buena voluntad que me leen cada semana, o casi, en Corriere della Sera, EL PAÍS o Frankfurter Allgemeine Zeitung. A todos ellos les pido que se pongan en contacto directamente con las autoridades iraníes a cargo del caso Sakineh Mohammadi Ashtiani para solicitar: a) que suspendan cualquier forma de ejecución; b) que aclaren el estatus legal de la acusada e informen a su abogado a la mayor brevedad; c) que revisen su oposición a la retirada del Código Penal de una pena ?la lapidación? que es la vergüenza de la cultura persa y, como saben los musulmanes ilustrados del mundo entero, pertenece a una época remota.
Deben enviar su llamamiento al ayatolá Sayed Alí Jamenei, guía supremo de la República Islámica de Irán, cuya dirección de correo electrónico acaba de hacer pública Amnistía Internacional (info_leader@leader.ir). También pueden enviárselo a través de su página web: http://www.leader.ir/langs/ en/index.php?p=letter.
Asimismo, deben enviárselo al ministro de Justicia, el ayatolá Sadegh Lariyaní, a la dirección siguiente, igualmente publicada por Amnistía Internacional, y a través de la cual parece que se puede llegar hasta él: Office of the Head of the Judiciary; Pasteur St. Vali Asr Ave.; south of Serah-e Jomhouri; Tehran 1316814737; Islamic Republic of Iran.
También pueden enviar una copia al secretario general del Alto Consejo para los Derechos Humanos, Mohamed Javad Lariyaní: Pasteur St; Vali Asr Ave.; south of Serah-e Jomhouri; Tehran 1316814737; Islamic Republic of Iran.
Hay que inundar de mensajes los despachos de estos funcionarios.
Todos deben ser conscientes de que el mundo tiene los ojos fijos en ellos y en el destino de Sakineh Mohammadi Ashtiani, así como de las otras 11 personas (ocho mujeres y tres hombres) que, en otros corredores de la muerte, esperan para saber si serán lapidadas o no.
Hay que recordarles que un gran país como el suyo, heredero de tan excelsa cultura, no puede aferrarse a unas prácticas punitivas tan atrozmente bárbaras y que contravienen tan abiertamente el “Pacto internacional relativo a los derechos civiles y políticos”, del que Irán es signatario.
Deprisa, amigos, os lo suplico: si queremos que Sakineh Mohammadi Ashtiani y sus 11 compañeros de infortunio y horror salven la vida, no hay un minuto que perder.
Hay otros condenad@s: 18 mujeres y seis hombres:
1. Saba Ebdali, de 30 años.
2. Zeinab Heidari, de 38 años.
3. Shahin Moradi (hombre).
4. Changuiz Rahimi (hombre).
5. Robabeh.
6. Jeirieh Valaniya, 42 años.
7. Azar (también condenada a perder la vista con ácido).
8. Shahnaz, 35 años, de Karaj.
9. Guilan Mohammadi.
10. G. Eskandarí. (hombre).
11. Kobra Babaí.
12. Irán Eskandarí, 31 años.
13. Masoumeh.
14. Hayar.
15. Naghi Khorasani (hombre).
16. M. Navid Jomamí (hombre).
17. Sarimeh Sayadi, 30 años.
18. Bu A. Yanfeshani (hombre).
19. Azar Bagheri, de 19 años.
20. Maryam Ghorbanzadeh, de 25 años, embarazada.
21. Khanum Hashemi Nasab.
22. M. J., de Mashhad.
23. Ferdos B.
24. Ashraf Kalhori, 40 años.
lunes, 12 de julio de 2010
Las lágrimas de Íker
P. Valéry
Al principio era el rechazo: demasiados hombres juntos; demasiada testosterona; demasiadas connotaciones; demasiado narcótico del pueblo, de hombres, y de (cada vez más) mujeres; demasiado fuego a discreción…
Me encontraba indolente, tibia ante la Final... Pero, poco a poco, después de alguna que otra tibia lastimada, comencé a entrar en el sistema del juego y lo vi claro como dicen que ocurre cuando ves venir la muerte: vi toda mi vida en función de aquellas peligrosas estrategias de campo; vi las relaciones peligrosas, las personalidades, los acuerdos, las tácticas, los cambios producidos en función de los jugadores; los vi sufrir y sufrí con ellos; vi su impotencia ante los abusos, su contención, que no se podían quejar por los golpes que estaban recibiendo, había que seguir, correr tras el balón sin perder tiempo porque si no lo metías en la portería ibas al cataclismo, a la ausencia de juego, al fracaso, al horror de los penaltis donde más que nunca el fútbol se parece a los juegos de azar, y éste intervendría a favor de su favorito… Porque ser tocado por ese dedo contingente no ha sido nunca el destino de esta selección, de este país al que le cuesta ganar las cosas, obtener ventajas, conseguir apoyos...
Así que, partido tras partido, nuestra roja fue acumulando sinsabores, críticas deportivas y críticas personales, todo vale en deporte y también en la vida. Lo personal es político y lo deportivo también. Lo personal y lo deportivo se confundieron con objeto de herir a la selección por el lado más débil y aislado, la portería, y la soledad del portero. Con el miedo, no sólo ante el penalti, fue acumulando las críticas y cargando como un gran capitán con ellas, críticas que venían de un lado y otro de la vieja Europa (nuevas rencillas para viejas afrentas) que ahora sacaba las armas más rastreras y personales.
Y después de esos minutos de júbilo (controlado a duras penas) y de exaltación, al mismo tiempo que el toque de final de partido, las lágrimas de Íker... las lágrimas reprimidas después de un mes de ataques y reveses; lágrimas de alegría pero también de rabia contenida, de coraje. Lágrimas, lágrimas y lágrimas es todo lo que podemos declarar al final, por fin desbordando ese exceso de vida tan mortal, ¿por qué es tan difícil aprender a vivir?
sábado, 10 de julio de 2010
Exhibición de atrocidades #7
Mohammad Javad Larijani, el responsable del organismo de derechos humanos del aparato judicial iraní, declaró que el jefe de la magistratura considera oportuno aplicar "penas que sustituyan a la lapidación", aunque no precisó cuáles.
Entrentanto, el abogado de Sakineh Mohammadi Ashtiani expresó que no hay garantías de que su clienta no será ejecutada.
Sakineh Mohammadi Ashtianim, de 43 años de edad, está encarcelada desde 2006 cuando fue condenada a recibir 90 latigazos, acusada de haber mantenido "relaciones sexuales ilícitas" con dos hombres, después de la muerte de su esposo. Tras recibir los latigazos, un juez cambió la sentencia y la condenó a la lapidación.