lunes, 11 de julio de 2011
Esperando...
Recuerdo, y creo que vais a comprender por qué, el primer acto de Esperando a Godot, negra visión veraniega de última actualidad, tal vez, o una conversación cualquiera entre cualesquiera.
ACTO PRIMERO
Camino en un descampado, con árbol. Atardecer.
ESTRAGÓN, sentado en el suelo, trata de descalzarse con ambas manos. Se detiene, agotado; descansa, jadeando; vuelve a empezar.
Igual juego. Entra VLADIMIRO
ESTRAGÓN. – (Renunciando nuevamente.) No hay nada que hacer.
VLADIMIRO. – (Acercándose a pasos cortos y rígidos, separadas las piernas.) Empiezo a creerlo. (Queda inmóvil) Durante mucho tiempo me he resistido a creerlo, diciéndome “Vladimiro, sé razonable; aún no lo has intentado todo” Y reemprendía la lucha. (Se reconcentra, pensando en la lucha. A ESTRAGÓN) ¿Así que otra vez ahí?
ESTRAGÓN. – ¿Te parece?
VLADIMIRO. – Me alegra volver a verte. Creía que te habías ido para siempre.
ESTRAGÓN. – Y yo.
VLADIMIRO. - ¿Cómo celebraremos este encuentro? (Reflexiona) Ven que te bese. (Tiende la mano a ESTRAGÓN)
ESTRAGÓN. – (Irritado) Luego, luego.
(SILENCIO)
VLADIMIRO. – (Molesto, fríamente.) ¿Puede saberse dónde ha pasado la noche el señor?
ESTRAGÓN. –En la cuneta.
VLADIMIRO. – (Sorprendido) ¿Dónde?
ESTRAGÓN. –(Inmutable.) Por ahí.
VLADIMIRO. – ¿Y no te han sacudido?
ESTRAGÓN. –Sí..., no mucho.
VLADIMIRO. – ¿Los de siempre?
ESTRAGÓN. – ¿Los de siempre? No lo sé.
(SILENCIO)
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