Fragmento de El hombre hembra:
"Dejé en casa mis sonrisas y mi alegre risa. No soy una mujer, soy un hombre. Soy un hombre con cara de mujer. Soy una mujer con mente de hombre. Todo el mundo lo dice. Y sé sin sombra de esperanza que el destino de toda mujer es ser espejo y cebo, sirviente y juez, la terrible Radamanta para la cual el hombre ha de actuar, pero cuyo juicio no es humano, la vagina dentada y el osito de peluche que ganará si pasa la prueba.
Me marché -siempre femenina, como dicen los hombres- y lloré mientras conducía, y lloré a un lado de la carretera (porque no veía y podía estrellarme), y aullé y me retorcí como solo se hace en los romances medievales, porque el coche cerrado de una mujer es el único sitio donde puede estar sola (si no se está casada) y el aullido de una loba se extiende por el mundo, y el mundo lo encuentra cómico. Si vuelven a hablarme de vestidos bonitos, me suicido."
2 comentarios:
Carmen, ahora mismo pongo en mi lista de lecturas este libro. El tema es interesante, además que si le dieron el premio Nebula entonces más aún merece ser leída.
Saludos!
Me alegra que te interese querido Damián, es una verdadera joya.
Un saludo!
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